Probablemente muchos de nosotros hemos sentido alguna vez escalofríos al escuchar música. El poder de emocionar que tienen algunas canciones es indiscutible y algunos científicos intentan explicar los motivos por los que una pieza musical consigue generar tales efectos físicos en las personas.
El estímulo que produce la música en el cerebro humano es similar al que provocan algunas drogas, una buena comida o el dinero. Es decir, la experiencia de placer libera en el cerebro el mismo componente químico, la dopamina, una sustancia que es la responsable de la sensación de placer y recompensa que experimentamos cuando algo nos gusta mucho. Por supuesto, los efectos no son solamente psíquicos sino también físicos. Los escalofríos, la piel de gallina, estremecerse, aumento de la frecuencia cardíaca, respiración alterada o aumento de la temperatura, son síntomas de que algo nos ha impresionado mucho.
En el caso concreto de la música, los estudios sugieren que la liberación de dopamina es mayor cuando se produce una intensa respuesta emocional a la música que estamos escuchando. Existen evidencias neuroquímicas de que esas fuertes respuestas emocionales forman parte de un mecanismo de recompensas de nuestro cerebro y que sirve de punto de partida para seguir investigando más detalladamente los determinantes biológicos que explican las formas más abstractas del placer humano.
Otros investigadores han evaluado la influencia de variables como el tempo, el volumen o el tono sobre las respuestas de los oyentes. Los resultados parecen indicar la excitación se asocia al volumen y en menor medida al tempo. Al mismo tiempo, los tonos ascendentes y mayor número de instrumentos se asocian a la sensación de felicidad. Por otra parte, se encontró también que las personas que sienten más escalofríos o piel de gallina son las que escuchan canciones que evocan tristeza o traen recuerdos tristes. Una posible explicación es la que vincula tales reacciones a nuestro pasado evolutivo, en concreto a la respuesta que nuestros antepasados daban ante la pérdida de un ser querido.
En cualquier caso, es evidente que la música seguirá provocando reacciones, sentimientos y emociones. Seguramente esa es la razón por la que seguimos escuchando canciones y por la que una buena pieza musical no nos dejará nunca indiferentes.